jueves, 23 de julio de 2009

Los Rodriguez

Rodriguez es un tipo simple, vende chucherías en el tren, le gusta tomarse un vinito en la estación,"tintito para mí" le dice a Heriberto el gallego del bar que asiente silencioso el pedido de uno de sus mas leales parroquianos. Le gusta leer la página de deportes de Crónica y pensar si el año que viene el equipito de sus amores tendrá una mejor campaña. Cuando era jovén Rodriguez laburaba en una metalurgica de Guernica, donde vivió toda su vida, los noventa fueron terriblemente inclementes para él y para la metalurgica que cerró dejando empleados en la calle y burdeles de barrio sin clientes. Con la tranquilidad del anciano que no es, recuerda esas sus mejores épocas, y trata de sobreponerse con un dejo amargo en la boca que diluye en el agrio tinto que le sirve Heriberto. Cae la tarde y Rodriguez no se detiene a pensar porque tiene que volver a la casita de material a ocho cuadras de la estación, no lo esperán los hijos amorosos que quizo tener, ni la dulzura de Alicia, esa morocha linda que pintaba de rojo carmín su corazón cuando era jovencito. Camina despacio, la pesadez del tinto o el tiempo o el "no tiempo" en el que se mueve Rodriguez que ni reloj usa, lo justifican desde el vamos. Casi no se percata de los pibes que corren atrás de una desvencijada pelota de trapo en la llena de pozos calle de tierra de la cuadra. Uno de los pibes parece errar uno de esos arcos imaginarios pero que valen lo mismo que uno del Monumental o de la Bombonera. Y la pelota va a dar justo a los pies de Rodriguez. "Eh Don...!", le grita el mas pícaro de los pendejos y Rodriguez le respondé con una derecha que le devuelve la alegría a esos chicos pobres. Rodriguez aprovecha para prenderse un pucho, "cancer de bolsillo" como los intelectuales limpios del centro dicen, se acuerda de esto y se sonríe sensiblemente. Abre la puerta, la pava en el fuego amarillo de la cocinita vieja, unos mates que el alma se va a chupar con calma de laburante y a dormir. Mañana será otro día. Mejor, peor o igual, pero otro día tendra para contar Rodriguez, otro tinto, otra pelota, otros mates. El mismo Rodriguez.

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