sábado, 26 de septiembre de 2009

Flesh...

De la amalgama de visceralidades bovinas que se habían papeado los cinco pelotudos en Siga la Vaca, se conjugaron planteos existenciales que por ahí circulaban, bastante impertérritos, irónicamente, incluso anacrónicos; con el tema de la carne venían ese día, con esto, con lo otro. Alcance a escuchar algo sobre la conformación de la prohibición del consumo de carne porcina en la ortodoxia judía, uno de los pelotudos decía que todo se remontaba a los tiempos donde las tribus presemiticas veneraban al cerdo como ídolo protector y proveedor, tras lo cual y ante la aparición de los hebreos en los mismos territorios, estos, muy hábilmente y vilmente tergiversaron toda esa creencia forzando una suerte de inversión de valores, convirtiendo a este animalito mágico en una personificación demoníaca. Al final Porky quedó reducido al rol de una mera alcancía donde contener ahorros.
Los otros cuatros pelotudos los escuchaban atentos, no se si porque realmente comprendían de lo que hablaba el primero, si porque no eran mas que cinco pelotudos egocéntricos esperando su turno para tomar la palabra o si porque les parecía remotamente interesante. La cosa es que el siguiente pelotudo empezó a hablar y un poco para salvar esa amena reunión de amigos de uno de esos que de insoportables se vuelven sublimes momentos de silencio y de reflexión, y otro poco porque el tema de la carne parece que era “El Tema” de la noche; y empezó a hablar ahora de la India y de la sacritud de las vacas. El, con la vehemencia del que sabe pero no comprende, se preguntaba textual, literal y lapidariamente, "como puede ser que en un lugar (ni siquiera decía país) donde la gente se muere de hambre, las vacas sean sagradas...? no sé, es contradictorio" (el tono cuasi-aristocrático de los forritos nacidos y criados en Belgrano, le resultaba inocultable). Los otros pelotas tristes, se animaron a darle una replica de corte macroeconómico, en la que su argumento giraba en torno a que eventualmente en la India debe de haber habido un período en el que la población creció tan exponencialmente (probablemente este pelotudo algo de razón tenía, después de todo no podemos esperar que de la practica del Tantra no haya consecuencias), de manera tal que los hábitos alimenticios hubieran tomado un carácter esencialmente agrícola, lo que en términos concretos forzaría las cosas al punto que las vacas serían mas útiles como animales de carga o proveyendo leche (leche “no tantrica” induzco). Yo me moría por meterme en la conversación y acotar que de hecho hubo un periodo en la cultura india en el que se consumía carne de vaca, durante el reinado de los vedas, pero eso me hubiera forzado a ser parte de esa claque de pelotudos, la cual es "no bueno”.
Como víctima de una fuerza de alguna manera magnética, poco a poco me metía en el discurso de estos susodichos pelotudos.
Parecía que todo el debate tendría como punto de equilibrio, esos “cuando”, donde la naturaleza humana pareciera no olvidar, ni perdonarse pulsiones tan primitivas, como lo es asegurarse el alimento, la generación de biomasa, que se yo. Y como, condicionado por el grupo, se construyen estructuras artificiales como los mitos, los tabúes, las creencias. En fin, lo cierto es que palabras como Ramadán, ayuno y cuaresma, empezaron a sonar desde mi mente, hasta un punto en que las percibía como un solo sonido, casi un ruido.
Inevitable fue que el cuestionamiento de la antropofagia apareciera con la magia que el intercambio de ideas, aún entre pelotudos, permite.
Se planteaba la posibilidad que todo este “big deal” que se fomenta alrededor de esto de “comer o no comer carne humana”, es o sería en definitiva, la manifestación catartica que provoca la transgresión de un tabú, en una socidead institucionalizada “a la cristiana”. Yo, “para mis adentros”, pensaba “ a mi no me molestaría comer carne humana, a la plancha, al horno, al asador, y preferentemente en platos de madera, mientras no me sirvan un…pito”.

martes, 22 de septiembre de 2009

cuando el cielo...

salgo a caminar por ahi cuando el cielo esta cubierto....
cuando el cielo esta cubierto de cielo...
salgo a pensar en pensar
a pesar de mis pesares
en pensar...
bo-lu-de-ces...

martes, 15 de septiembre de 2009

La gracia de vivir en un Loft

La gracia de vivir en un Loft,
la gracia de vivir en un Loft se ve diluida,
diluida si vivís en Avellaneda,
Avellaneda y sus fétidas aguas que bañan sus veredas,
las veredas de Avellaneda se ven iluminadas con la luna,
la...Luna de Avellaneda,
la gracia de vivir en un Loft,
en Avellaneda, vivir en un Loft,
no tiene gracia.
Gracias.